y pasar por alto su pecado. Sin embargo, no podemos comprender el horror del pecado, si no entendemos primeramente la dignidad del hombre arruinada por el pecado. La perversidad del pecado se ve claramente cuando la contrastamos con la perfección del diseño original. Examinemos detalladamente unos versículos en Génesis 1 y 2 para recordarnos de cómo era la raza humana originalmente. Volvamos a los versículos a los cuales hice referencia anteriormente. Génesis 1:26–28 hablan de la decisión divina
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